Bernd es un vendedor de coches con mujer, amante y con vistas a otro ligue más. Tiene las riendas de su vida, se siente seguro y lo muestra hasta cuando miente a su mujer sobre la inexistencia de alguna amante. El matrimonio sufre un robo en la casa de campo y ya en la comisaría, no están seguros ni de reconocer a los ladrones, un par de rusos.
Es en este punto cuando la vida tan invulnerable de Bernd se desmonta. A partir de aquí y tras algún que otro momento de declive del personaje, intentará encontrar la seguridad perdida uniéndose más (y exclusivamente) a su mujer.
La película tiene algunos puntos graciosos (un secundario dice que Adán, Eva y Dios tendrían que haber sido alemanes) y otros en que no sabes si sonreír o emitir un sonido desaprobador (tras el robo, Bernd comenta que tendrían que construir otro muro para que no entrara gente del este que sólo va a Alemania a robar. Incluso un doble muro).
Personalmente, y al margen de la película, necesito decir que escuchar alemán durante 108 minutos es, en cierto modo, como volver a casa!!